“Los empleados ya son 2.0″.
Redondeo la frase: “Los empleados ya son 2.0, pero las organizaciones no”.
¿Y esto a qué se debe? ¿Por qué motivo la comunicación adentro de las empresas va tan atrás con respecto a lo que ocurre con la comunicación en general y a las formas que adquieren las relaciones fuera del trabajo?
Que la web 2.0 no haya tomado por asalto la cultura organizacional, que no haya revolucionado a los departamentos de RRHH o a la comunicación interna, no se debe a una cuestión generacional o de adaptación. O a que el Management no entienda el fenómeno 2.0, o porque las empresas están llenas de dinosaurios.
No, solo es una cuestión de dinero. De lo contrario, el que no se hubiera adaptado, simplemente, hubiese desaparecido. Como pasó siempre, como va a serguir pasando.
Las empresas están diseñadas para ganar dinero. Mientras más dinero mejor. Y el dinero se gana seduciendo clientes. Mientras más clientes mejor. Y los empleados trabajan para que las empresas convenzan a esos clientes de sus bondades, en suma, de que les den su dinero. Todos los empleados, del primero al último. Mientras más empleados estén alineados con el negocio, mejor.
Acá está el meollo del asunto: lo 2.0 y la rentabilidad pueden estar en veredas opuestas. Y digo bien: PUEDEN. Porque no lo sé. Nadie lo sabe. Mientras no haya pruebas concretas, mediciones reales o intuitivas de que lo 2.0 aporta al negocio, o sea, le hace ganar dinero a las empresas, el riesgo es demasiado alto.
¿Por qué todas las empresas se preocupan porque sus empleados estén comunicados e informados? Porque eso les hace ganar dinero. Punto. No hay nada más. No hacen falta mediciones. Si la información está disponible en tiempo y forma, y los proceso organizacionales se corren de la forma correcta, la empresa gana más dinero. O es más eficiente, que es ganar más dinero.
Mientras que la seducción es, casi siempre, una cuestión proactiva, de empatía, de interés, de voluntad si se quiere, el fenómeno 2.0 no es seducción (desde el punto de vista del usuario) sino libertad. La comunicación 2.0 es riesgosa para el negocio. Los usuarios 2.0 no se cuidan en sus formas, a menos, casualmente, que estén tratando de seducir. Y ese es el riesgo.
Regresando a la afirmación inicial, si bien no creo que todos los empleados sean 2.0, casi. Es muy probable que un Director de RRHH con más de 25 años de carrera y en lo más alto del organigrama, tenga perfil en Facebook, esté en Linkedin, y tal vez hasta haya escuchado a alguno de sus hijos hablar de Twitter.
Lo 2.0 es como la gravedad: aunque los usuarios no conozcan el nombre del fenómeno, el fenómeno funciona igual. No importa si la blogger de 95 años que
En la comunicación 2.0 el usuario es el rey, el amo, el emperador supremo de ese universo. No se me ocurren más metáforas para graficar que lo que el usuario quiera hacer o decir, por más caprichoso o arbitrario que parezca, puede decirlo sin mucho fundamento. El anonimato es válido y las opiniones sin filtro son bien vistas. La web 2.0 es, digámoslo así, democrática. O digámoslo así mejor: la web 2.0 tiene algunos rasgos que cualquier democracia le envidiaría.